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Pocas leyendas musicales han redefinido la cultura del siglo XX como Bob Dylan. Ahora, su vida y transformación aparecen en A Complete Unknown, la esperada película de James Mangold que explora los primeros años del trovador que cambió el folk. Desde su llegada a Nueva York hasta el mítico momento en Newport, esta pieza cinematográfica profundiza en su evolución artística —sus mayores discos, giras legendarias y anécdotas ocultas— con una mirada seria, respetuosa y un toque de humor propio de Dylan. Prepárate para un viaje completo por una carrera inigualable.
Bob Dylan nació como Robert Allen Zimmerman el 24 de mayo de 1941 en Duluth, Minnesota, y creció en la cercana Hibbing, una ciudad minera donde la radio y la cultura popular eran puertas hacia otros mundos. Desde muy joven se obsesionó con la música: primero el rock and roll (Little Richard, Elvis, Buddy Holly), y luego el folk, género que le permitiría expresar ideas sociales, políticas y poéticas con una libertad que el rock todavía no ofrecía.
En 1961, a los 20 años, Dylan se trasladó a Nueva York, específicamente al barrio bohemio de Greenwich Village. En ese momento, el epicentro del resurgimiento folk en EE.UU., un hervidero artístico que reunía cantautores, activistas y poetas. Allí, conoció a Woody Guthrie, su ídolo, ya enfermo de Huntington, y comenzó a frecuentar clubes y cafés donde actuaban artistas como Dave Van Ronk, Ramblin’ Jack Elliott, y Joan Baez. Guthrie lo había inspirado no solo musicalmente, sino en su visión del artista como cronista del pueblo. Dylan adoptó su estilo, su forma de contar historias, e incluso su actitud.
Poco a poco, Bob fue construyendo una identidad propia, con una voz nasal poco convencional, letras cargadas de símbolos y una presencia escénica hipnótica. En ese proceso se produjo una transformación: Dylan dejó de ser Zimmerman. Fue un acto de reinvención absoluta, como si se borrara a sí mismo para nacer de nuevo como portavoz de una juventud que buscaba algo más que el sueño americano prefabricado.
Freewheelin’ Bob Dylan (1963): himnos protesta, textos poéticos.
The Times They Are A-Changin’ (1964): reflejo del clima social.
Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde (1965‑66): expansión creativa y electric folk.
Comentario: la película se centra en su etapa folk, pero la rica discografía posterior merece recordarse.
Una de las anécdotas más icónicas es su visita a Woody Guthrie en el hospital en 1961. Bob, entonces un joven desconocido, llevó su guitarra y tocó para él, como un hijo espiritual rindiendo tributo al maestro. Esa escena, íntima y simbólica, fue representada con respeto y ternura en A Complete Unknown, estableciendo un puente emocional entre generaciones.
Otra escena mítica es el concierto de Newport Folk Festival en 1965, donde Dylan, hasta entonces emblema del folk acústico, sube al escenario con una banda eléctrica y lanza un set que incluía “Maggie’s Farm” y “Like a Rolling Stone”. El público se dividió. Algunos lo ovacionaron. Otros lo abuchearon. La leyenda dice que Pete Seeger quiso cortar los cables con un hacha. Aunque exagerada, la anécdota subraya el momento: Dylan rompía moldes. No sería portavoz de nadie, ni mártir de causa alguna. Él era libre.
En lo sentimental, destacan sus relaciones con Joan Baez, compañera artística y pareja durante los primeros años de fama, y con Suze Rotolo, joven intelectual que aparece abrazada a Dylan en la portada del álbum The Freewheelin’ Bob Dylan. En la película, Suze es retratada bajo el nombre de Sylvie, interpretada con melancolía y fuerza, mostrando el conflicto entre el amor y la necesidad de independencia artística que marcó la vida de Dylan.
Aunque A Complete Unknown se centra en su primera etapa, sería injusto no mencionar el impacto de su discografía completa, que es simplemente monumental:
Aunque la película no abarca sus décadas siguientes, no podemos ignorar joyas como Blood on the Tracks (1975), Time Out of Mind (1997) o incluso Rough and Rowdy Ways (2020), prueba de su vigencia creativa hasta hoy.
BOB DYLAN
El ultimo rebelde de los 60
A Complete Unknown ha sido recibida con entusiasmo y cautela. Las principales publicaciones han coincidido en algunos puntos clave:
La impresión general es que el film es sólido, serio, respetuoso… pero quizás demasiado respetuoso. Dylan fue caos, contradicción, conflicto. La película lo muestra como un joven misterioso, pero a veces cae en el riesgo de convertirlo en una postal pulida. Falta un poco de ese fuego que quemaba en cada verso.
Dylan nunca fue amigo de los títulos grandilocuentes. “La voz de una generación”, esa frase que muchos le atribuyen, le incomodaba profundamente. En una entrevista, dijo: “No soy la voz de nadie. Solo canto lo que veo”. En la película, Chalamet logra transmitir esa incomodidad, esa negativa casi infantil a ser etiquetado.
Hay una escena brillante donde se niega a leer ciertas líneas sentimentales en un programa de televisión. No porque no le gusten, sino porque siente que le imponen una versión de sí mismo que no reconoce. Esa contrariedad, casi mística, es una constante en su carrera.
Y no podemos olvidar el tema de su voz. Esa voz nasal y aguda, a veces burlada, otras veces idolatrada, que se convierte en marca registrada. “No canta, habla desafinado”, decían algunos. Pero esa voz abrió caminos donde nadie se atrevía. Como decía Tom Waits: “Si Bob Dylan puede cantar, yo también puedo”.
Bob Dylan en A Complete Unknown se presenta como ícono impenetrable: entre claridad musical y su famosa evasión personal. No es un biopic exhaustivo, pero sí un retrato intimista de sus inicios, con méritos, música y algunas sombras sin mostrar. Ideal para fans y novatos… y con suficiente enigma para mantener viva la leyenda.
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